Marcelino García Toral revivirá esta noche muchos recuerdos cuando se
siente en el banquillo de La Romareda para dirigir al Sevilla frente al
Real Zaragoza. El técnico asturiano volverá por primera vez al estadio
blanquillo, desde que Agapito Iglesias lo destituyera el 13 de diciembre
de 2009, tras perder 1-2 frente al Athletic de Bilbao en casa.
Pero antes de jugar aquel encuentro, Marcelino ya sabía que su
crédito se había terminado y que iba a sufrir la primera y única
destitución, hasta el momento, de su carrera. Tanto fue así que en la
rueda de prensa previa al choque no pudo ser más claro. “Me siento
sentenciado y destituido. Si no me han ejecutado todavía es por las
palabras de los jugadores estos días y porque la afición aún no ha
gritado ‘Marcelino, vete ya”, señaló.
Pero todo lo que se dijo en su contra no cambió la opinión que la
grada de La Romareda tenía de su entrenador y hasta el último día la
afición se posicionó. ‘Marcelino sí, directiva no’, se escuchó hasta el
final. Algo que el asturiano nunca ha olvidado.
La relación entre Agapito y Marcelino se fue deteriorando con el paso
de los meses, sobre todo poco después de comenzar su segunda temporada.
Nada que ver con la primera, en la que logró el objetivo del ascenso.
Al final, 12 puntos en 14 jornadas, que hundieron al Real Zaragoza en
los puestos de descenso, fueron razón suficiente para mandar a la calle
a un Marcelino que vivió el peor momento de su carrera como técnico
aquel 13 de diciembre. Lo sorprendente llegó semanas más tarde, cuando
Agapito fichó a siete jugadores para salvar al equipo. Unos fichajes que
le negó a Marcelino.
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