domingo, noviembre 27

A Mourinho no le falla su Ángel

A Mourinho no le falla su Ángel. En este caso Di María, por el que el técnico apostó en el derbi para desequilibrar el partido con esa velocidad de vértigo que le pone a todas sus acciones.
El extremo argentino, que se lesionó en el encuentro ante Osasuna, llegó muy justo al enfrentamiento contra el Atlético. Pero 62 minutos de Di María, el tiempo que jugó, son mucho, lo suficiente para demostrar que estaba más que recuperado.
Di María le da un plus a un equipo que está concebido para acabar ganando por velocidad, intensidad y ritmo. Todo ello se lo dio este jugador. En la primera parte, donde el Madrid fue un conjunto espeso, fue de los pocos, por no decir el único, que revolucionó el ataque con sus acciones. También desquició a los rojiblancos con su insistente defensa para entorpecer la salida del balón de los rojiblancos.
Una de las claves de la victoria del Real Madrid fue la primera tarjeta amarilla que vio Diego. Ahí estaba Di María, que en un balón en el centro del campo, se lo acabó llevando y Diego, desesperado, le empujó. Una amarilla que luego le costó el cambio al brasileño, cuando Manzano le quitó para dar entrada a Asenjo por el expulsado Courtois.
Minutos después, el extremo metió un balón en profundidad para Benzema que acabó siendo el penalti que dio el empate a su equipo. Otro pase preciso para que el francés pudiera marcar, pero que en este caso acabó con la expulsión del portero belga. Si por algo está destacando Di María es por su facilidad para dar asistencias.
En la segunda parte volvió a hacer estragos por la banda derecha, subiendo y bajando, hasta que se aprovechó de un pase hacia atrás de Cristiano Ronaldo para marcar el 2-1. Un gol que sentenció el derbi, que hizo bajar los brazos al Atlético de Madrid y que acabó con su resistencia. Di María encontró los huecos y tuvo las ideas que le faltaron a sus compañeros.
Mourinho le cambió por Higuaín y el Bernabéu se puso en pie para despedirle con una enorme ovación. El argentino se fue del campo sacando la lengua, bajándose las medias y con una sonrisa de triunfador. Había sido el gran protagonista. Le dio la mano a su entrenador y se sentó en el banquillo.
El angelito de Mou ha sido decisivo en más partidos. Como en la Champions, en Zagreb, donde su equipo ganó 0-1 con un gol suyo. No sólo trabaja en ataque y defensa, asiste, se vacía y marca goles. Lo tiene todo.

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